Lanceros de Jerez
Hay unos patriotas que se alistan rápidamente como voluntarios en el ejército. Son los garrochistas de Utrera y Carmona, conocidos como lanceros de Jerez. Se trata de pastores andaluces que una larga pica terminada en una puya, pastorean los toros y las vacas. Sustituyen las puyas por hojas de lanza y como segunda arma, llevan navajas, cuchillos de monte y todo lo que pueden portar. Son excelentes jinetes, pero su formación militar es nula
Frente a los disciplinados soldados franceses, se dibuja un cuadro pintoresco: unos cuatrocientos hombres vestidos como para asistir a una corrida de toros. Para picadores de un evento goyesco. Pero no cuentan con que son hombres duros, habituados a vivir en el campo, con los cojones como bolas de billar. Como no hay para uniformes, portan un pañuelo color rojo y han cosido en sus chaquetillas botones con la efigie de Fernando VII. El 16 de Julio de 1808, lanzan una carga contra los franceses junto a otras unidades españolas y toman Mengibar. En la acción, muere gloriosamente su Capitán Don Jose Cheriff.
Los hombres cargan alocadamente, sin orden ni concierto al grito de: “¡España, Jerez; a por ellos, como a las vacas!” Logran romper las líneas enemigas, pero su falta de disciplina les hace adentrarse demasiado en su retaguardia, donde son exterminados. De los cuatrocientos garrochistas, apenas sobreviven treinta. Su ejemplo seria seguido por ganaderos de toda España, que hicieron la vida imposible al ejército invasor. Del impacto causado entre los franceses por aquellos jinetes endemoniados da fe la siguiente orden dictada por el mando gabacho tras la toma de Jerez en 1810: “Todo individuo que auxilie a los garrochistas será fusilado o ahorcado. El que avise para prenderlos será gratificado con cuatrocientos reales y si el mismo es soldado será ascendido”.